Aumentan los temores de manipulación mientras los bots invaden las redes sociales

Menos de veinticuatro horas después del asesinato de Charlie Kirk en Utah, la red social X se vio inundada de mensajes que pedían venganza y mencionaban una guerra civil. Miles de publicaciones, a menudo redactadas en términos idénticos, señalan a la izquierda como responsable. Ante esta oleada, varios investigadores sospechan de una amplificación artificial. Detrás de estos llamados a la violencia, algunas cuentas muestran características propias de redes automatizadas.

Llamados a la guerra civil desde las primeras horas

Horas después del anuncio del asesinato de Charlie Kirk, ocurrido durante un evento en Salt Lake City (Utah), la plataforma X (ex-Twitter) se vio inundada de mensajes hostiles que llamaban a la guerra civil o a represalias contra la izquierda estadounidense, mientras la UE se prepara para imponer sanciones significativas contra dicha red social.

Estas publicaciones, a menudo repetidas palabra por palabra, llamaron rápidamente la atención por su tono beligerante y su rápida difusión. Frases como “Esto es guerra”, “La izquierda pagará por esto” o “No tienen idea de lo que se viene” se repitieron muchas veces, provenientes de cuentas con perfiles muy similares y poco atractivos.

El politólogo Branislav Slantchev, profesor en la Universidad de San Diego, resumió la situación en X de la siguiente manera: “vamos a ver muchas cuentas realmente impulsando una guerra civil en Estados Unidos. Esto incluye al principal provocador, Elon Musk, pero también a un ejército de bots rusos y chinos, así como a sus fervientes aliados en Occidente”.

Lo que muchos usuarios e investigadores han notado es la fuerte concentración de perfiles que cumplen criterios recurrentes, lo que sugiere una amplificación algorítmica o automatizada del contenido :

• Fotos de perfil generadas por IA o tomadas de bancos de imágenes ;

• Biografías genéricas, a menudo limitadas a pocas palabras clave (Cristiano, MAGA, Patriota, etc.) ;

• Menciones sistemáticas como “NO DMs” presentes en muchas cuentas involucradas en esta difusión ;

• Banderas y visuales patrióticos, banderas estadounidenses o citas de figuras conservadoras ;

• Historial de actividad muy bajo, fuera de publicaciones relacionadas con este evento ;

• Tiempos de publicación muy ajustados, con mensajes similares publicados varias veces.

Estos elementos, tomados por separado, no constituyen una prueba formal de automatización. Sin embargo, su acumulación y homogeneidad han alimentado sospechas de una operación de desinformación o amplificación orquestada en X, aprovechando el impacto causado por el asesinato de Kirk.

Sospechas de manipulación algorítmica sin pruebas formales

Aunque existen numerosas señales de una posible manipulación orquestada, ninguna autoridad pública, centro de ciberseguridad ni siquiera las principales plataformas han confirmado hasta la fecha la existencia de una campaña coordinada de bots relacionada con este evento.

No obstante, varios estudios recuerdan que operaciones extranjeras que amplifican discursos polarizantes, como “Spamouflage” (red atribuida a China) o “Doppelgänger” (campaña de influencia pro-rusa), ya han apuntado a Estados Unidos a través de redes de cuentas falsas y contenido generado por IA.

En 2024, una investigación de Global Witness identificó 45 cuentas con apariencia común, que por sí solas generaron más de 4 mil millones de impresiones en torno a contenido polarizante.

La rápida evolución de las tecnologías relacionadas con la inteligencia artificial hace que estas campañas sean ahora más difíciles de detectar. Publicaciones con tono humano, ortografía impecable y publicadas en horarios creíbles pueden ahora producirse a escala industrial.

Un estudio publicado en Plos One el pasado febrero indica, además, que desde la compra de X por parte de Elon Musk, el volumen de discursos de odio ha aumentado, sin que haya disminuido la proporción de cuentas no auténticas.

Mientras la ONU advierte cada vez más sobre los deepfakes, la escala y virulencia de esta nueva ola de llamados a la guerra civil en X puede ser solo el primer indicio de una batalla mayor, librada a través de algoritmos y servidores. Si bien la hipótesis de injerencia extranjera aún debe confirmarse, resalta una verdad fundamental: el caos político moderno ya no estalla solo en las urnas o en las calles, sino también, y quizás sobre todo, tras bambalinas del código.