Bitcoin bajo la lupa en el nuevo paquete de sanciones a Rusia

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció un nuevo (el décimonoveno) paquete de sanciones contra Rusia, que por primera vez incorpora a las criptomonedas dentro de las medidas restrictivas.

«Por primera vez, nuestras sanciones alcanzarán a las plataformas de criptomonedas y transacciones con criptoactivos», declaró von der Leyen en Bruselas. El objetivo, explicó, es frenar los mecanismos financieros que Rusia utiliza para evadir las sanciones impuestas desde el inicio de la guerra en Ucrania.

Aunque no reveló qué plataformas o servicios se verán afectados, la funcionaria reca l có que la UE está intensificando su ofensiva frente a las tácticas de evasión cada vez más sofisticadas que Rusia utiliza para sostener su economía de guerra.

El nuevo paquete también incluye medidas en otros frentes, como la prohibición de importaciones de gas natural licuado (GNL) ruso. Además, incorpora la inclusión de más de un centenar de buques de la llamada «flota oscura» en la lista negra europea. Y castiga a bancos rusos y de terceros países vinculados a sistemas de pago alternativos utilizados por Moscú.

Von der Leyen aseguró que las sanciones «están afectando severamente a la economía rusa», señalando como ejemplos las altas tasas de interés, la persistente inflación y la caída del 90% en los ingresos petroleros procedentes de Europa durante los últimos tres años.

La presidenta de la Comisión concluyó reiterando que la presión económica continuará hasta que Rusia acepte sentarse a negociar con Ucrania «una paz justa y duradera».

Rusia ha recurrido a bitcoin (BTC) , ether (ETH) y stablecoins como tether (USDT) para sortear las sanciones impuestas por Estados Unidos y otros países occidentales. Además, como reportó CriptoNoticias, algunas compañías petroleras rusas utilizan estas criptomonedas para convertir pagos en yuanes o rupias a rublos en sus operaciones de exportación de petróleo hacia China e India.

Este mecanismo permite a Rusia mantener flujos financieros clave sin depender de los sistemas bancarios tradicionales, fuertemente restringidos por las sanciones. Los pagos se canalizan a través de intermediarios que convierten las monedas locales en criptoactivos antes de transferirlos a Rusia para su conversión final a rublos.