Opinión por: Mark Jones, fundador de Hana Wallet

A menudo se olvida que los primeros correos electrónicos fueron enviados entre profesores universitarios estadounidenses que buscaban compartir archivos y trabajar de manera colaborativa a principios de la década de 1970. El envío de correos electrónicos entre dos profesores inicialmente implicaba el uso de un sistema cerrado entre dos computadoras en la ARPANET que permitía enviar mensajes a través del File Transfer Protocol. 

El proceso era lento, complejo, consumía mucho tiempo y, en consecuencia, no ganó tracción más allá de las universidades de la Ivy League o de instalaciones de investigación gubernamentales.

La navegación web solo se popularizó cuando se creó el Hypertext Transfer Protocol (HTTP) y se resolvió el problema de usabilidad. 

Los protocolos DeFi actuales son similares a sus predecesores de la Web2 en el sentido de que son complejos y están resguardados por fanáticos que se oponen filosóficamente a interactuar con los servicios financieros tradicionales (TradFi). Aunque no es difícil entender por qué los creyentes en cripto son críticos con TradFi, dadas las fallas que llevaron al colapso de 2008, esta intransigencia está impidiendo el progreso y que se cumpla el potencial de DeFi. 

DeFi y TradFi juntos

Si los líderes de DeFi y TradFi decidieran trabajar juntos, podríamos mirar hacia atrás en este momento como un punto de inflexión similar al de la navegación web en los años 90, cuando los proveedores de servicios de activos digitales rompieron las barreras entre las plataformas TradFi y DeFi, permitiendo la adopción masiva.  

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Aunque cueste imaginarlo, ya existe un camino establecido que involucra a proveedores tradicionales de servicios de pago (PSP) que integran cripto y permiten a los usuarios recargar una Mastercard directamente desde liquidez onchain. Este enfoque híbrido combina la eficiencia y programabilidad de los activos digitales con el alcance global de las redes de pago conocidas, facilitando como nunca antes el uso de cripto en la vida real. No se trata de elegir entre TradFi o DeFi, sino de sintetizar ambos para crear la experiencia de usuario que la gente quiere y necesita. 

Las personas deben enviar sus activos digitales a una clave pública en su tarjeta de débito y luego usar sus criptomonedas en cualquier lugar donde normalmente usarían una Mastercard. Puede que no parezca gran cosa, y en muchos sentidos no lo es. Sin embargo, al cerrar la brecha entre los activos digitales relativamente de nicho y los proveedores de servicios financieros tradicionales, existe una oportunidad genuina tanto para hacer crecer DeFi como para brindar acceso financiero a los miles de millones de personas no bancarizadas y desatendidas por TradFi. 

El enfoque en los casos de uso es incorrecto

En los últimos 16 años, se ha creado una clase de activos de varios trillones de dólares desde cero; sin embargo, solo un pequeño porcentaje se utiliza en la economía real. Incluso entonces, sus casos de uso se centran en remesas, y solo una fracción se aplica más allá del almacenamiento en frío o la especulación. Esta falta de utilidad se debe principalmente a los sistemas cerrados construidos por la desconfianza mutua entre los miembros de la comunidad DeFi y TradFi, que impiden que las criptomonedas populares alcancen su potencial.  

Al conectar los activos digitales con TradFi, se han eliminado las barreras previas que impedían a las personas usar sus activos. Las tarjetas de débito vinculadas a activos digitales pueden conectarse a las infraestructuras existentes de los PSP y liberar su verdadero potencial. Aunque pueda parecer lejano, los saltos tecnológicos anteriores ocurrieron en períodos más cortos cuando se resolvieron los problemas de usabilidad. Los silos de datos, los jardines amurallados y la desconfianza innecesaria hacia los intereses previos deberán dejarse de lado en la futura economía Web3. 

Al dejar de lado estas diferencias ideológicas, DeFi y TradFi pueden lograr mucho más de lo que se está haciendo actualmente. Con una mayor colaboración coordinada con los socios de infraestructura existentes, los proveedores de servicios pueden acelerar el desarrollo de nuevos productos en la industria de pagos, mejorar la arquitectura existente y escalar más rápido, mientras reducen los costos para miles de millones de personas que estaban no bancarizadas o desatendidas. 

No tiene por qué ser un juego de suma cero entre bandos opuestos. Trabajando juntos y utilizando la infraestructura existente, ambos lados pueden derribar barreras y lograr mucho más en beneficio mutuo de todos. 

Durante demasiado tiempo, los evangelistas cripto han creado sistemas complejos en entornos cerrados como respuesta a los fracasos de TradFi. Estos pioneros han logrado grandes cosas tanto financiera como tecnológicamente.

Es hora de dejar de lado las diferencias ideológicas que impiden la adopción masiva.

Opinión por: Mark Jones, fundador de Hana Wallet.